miércoles, 28 de octubre de 2015

Capitulo dos.


Me despertó el despertador de mi móvil. Volvía a ser lunes, el fin de semana se me había pasado muy rápido,al igual que las dos primeras semanas de clase. El sábado, Aroha, Naira, Marta y yo fuimos de fiesta a un pueblo cercano, seguíamos teniendo la dinámica del verano y era casi una rutina salir todos los fin de semana. Invertí el domingo entero en mi sofá y en mi cama, en películas y palomitas, típico domingo de resaca. Desayune el café con leche y las tostadas que mi había preparado mi madre. Hoy me sobraba tiempo, cosa poco habitual en mi. Le mandé un mensaje vía Whatsapp a Aroha; "tía, ¿ya estas lista? Me aburro en casa." Tardo cerca de dos minutos en contestarme; "no, pero vente a casa mientras me acabo de arreglar." Sonreí, Aroha era esencial en mi día a día. Al cabo de diez minutos estaba picando a su puerta.  
-Buenos días. -me dijo feliz nada más abrirme la puerta. 
-Buenos días. -le contesté de la misma manera, mientras le daba un leve abrazo.
-Joder, ¿y esa camiseta? -me pregunto asombrada y riéndose. Vale sí, llevaba puesta una camiseta negra ceñida y bastante escotada. 
-Pues no sé, me ha apetecido ponérmela, como me ha sobrado tiempo... -dije intentando sonar convincente. 
-Si, si. Lo que tu digas, tu quieres tirarte al Marcos este de clase. -me grito mientras subía las escaleras de su casa, escuche su risa al final de la frase.  
-¡Pero que dices loca! ¡No me gusta! -le conteste elevando la voz para que me escuchara desde el piso de arriba y me mire el escote.- ¡Si tenemos tetas para que voy a esconderlas!
-Como si no te conociera Maria... -y eso era cierto, mi amiga me conocía mucho, incluso a veces, era capaz de darse cuenta, antes que yo, de mis propias intenciones.  
Marcos me caía bien, solo compartíamos las clases de economía, las cuales aprovechábamos muy bien y no para hacer ejercicios exactamente. Nos bastaron esas dos semanas para que los dos nos soltáramos más, él era igual o más payaso que yo, nos pasábamos las horas riéndonos de todo y haciendo tonterías varias. Se había convertido en mi asignatura preferida, o por lo menos, a la que con mas ganas asistía. Pero no porque me gustara Marcos, ni mucho menos para meterme en su cama, como decía mi amiga. Simplemente porque me lo pasaba muy bien con el.

A primera hora teníamos matemáticas. No os he hablado de Federico, mi profesor de matemáticas, era un hombre alto y muy delgado, no debía ser muy mayor. Se preocupaba mucho por hacernos entender la materia, estábamos dando probabilidad, un tema muy fácil y sencillo. Al menos para mí, lo mío son los números y las calculadoras. Federico tenía mucha paciencia con nosotros, con el paso de los días entendí que la gran mayoría que habíamos acabado en esta clase, cursando este año con la intención de poder acceder a un grado superior más adelante, teníamos el mínimo interés en las asignaturas, aún así nos esforzábamos en sacarlo adelante para no perder un año gratuitamente. Pero era inevitable distraernos con cualquier cosa, bromear sobre tonterías y pasárnoslo bien en clase causando risas constantes. De esta manera era habitual sacar de quicio a según que profesores.

A segunda hora teníamos economía, cuando sonó el timbre, Aroha y yo trasladamos nuestras mochilas al final de la clase donde estaban Ramon y Marcos y nos sentamos cuando apareció Edu por la puerta.
-¿Que habéis hecho este finde, chicos? -Ramon se gira hacía nosotros interesándose por nuestros planes del fin de semana. Aroha hizo lo mismo.
-Nosotras fuimos el sábado a Palau. -contesté yo.
-Sí, yo me lo pase en grande. -dijo mi amiga. 
-Yo todavía tengo alchol en las venas, mucho desmadre. -continuó Marcos.  
-Menudo estás hecho. -dijo Aroha fijando la mirada en Marcos, quien sonrió poniéndose las manos en la cabeza. 
-Haciendo maldades por ahí, eh. Sabes tu poco. -dijo Ramon. 
-Me llaman el imán de chochetes. -reímos los cuatro ante tal ocurrencia del chico. 
-Pues aquí Maria necesita una noche loca. -eche una de esas miradas que matan a mi amiga mientras ella sonreía victoriosa. 
-Pero serás tonta, yo no necesito nada y menos de este. -conteste algo nerviosa, Marcos soltó una carcajada ante el comentario de Aroha y mi ridícula defensa.  
Justo en ese momento la profesora llego a nuestras mesas para comprobar que habíamos hecho los deberes, y así fue. De momento empezábamos bien las clases, punto positivo para los cuatro. Mando un ejercicio más para hacer, mi amiga se distraía dándole clases particulares de economía a Ramon, yo no encontraba las ganas para ponerme a escribir, así que abandone la idea de portarme bien y saque la fiambrera donde llevaba cereales de chocolate.  Marcos tampoco iba a mover un solo dedo para coger un bolígrafo, nos pasamos la hora entera comiendo cereales y hablando en voz baja. Cada minuto que pasaba a su lado en clase conocía algo más de ese chico y su critica vida. Había pasado seis años con una chica y a día de hoy estaban bastante mal, incluso planteando la idea de dejarlo, o quizás ya no estaban juntos. Nunca hubiese imaginado que un chico como él podía mantener una relación tan larga, no por nada, si no porque era el típico tío chulo que se pasa la mitad de los días alcoholizado y de fiesta en fiesta, buscando un par de tetas y un buen culo donde echar mano. Y esto no lo decía yo, me lo contaba él, las clases de economía daban para mucho y aun conociendo a Marcos de unas cuantas semanas ya empezaba a saber de que pie cojeaba. La profesora nos llamo la atención por estar comiendo en clase, decidí empezar el ejercicio que ya debería estar acabado. Le di un empujón a Marcos para  que se pusiera él también a hacerlo.
 -¿Que estás mirando? -deje de escribir y le mire de reojo, me cruce con su mirada. 
-Nada, ¿que quieres que mire? -sonreía.
-No sé, tu sabrás que hacías y hacía donde mirabas. -le dije sonriendo levemente sin quitarle la mirada de encima. Y entonces volvió a hacerlo. La idea de camiseta escotada había funcionado. No pude evitar reírme fuerte, Marcos aparto la mirada sin poder quitar la sonrisa tímida de su cara para coger el bolígrafo y hacer ver  que leía el anunciado del ejercicio que teníamos por hacer. Volví a concentrarme en mi libreta. 
Esa misma tarde, después de comer quede con Aroha y Naira, no tenía ningunas ganas de meterme en esa pequeña clase de autoescuela. Fuimos a la plaza del pueblo, a sentarnos en la terraza del bar a tomar algo. Aroha un Aquarius, Naira un helado y yo una cerveza. Que bien sentaba un buen trago de cerveza entre semana.
-¿No iba a venir Marta? -preguntó Aroha. 
-Yo empiezo a estar un poco cansada de tener que estar siempre detrás suyo. Si quiere irse con los de clase en las horas de recreo, que lo haga. Se siente popular ahora, está feliz. Dejadla que disfrute.Soló os digo que nos pone a parir con la mora y las negras de clase.
-¿Por qué dices eso? -me preguntó Naira. 
-A ti no sé, pero a mi sí. Esta mañana al llegar a clase a primera hora, iba con los auriculares y estaban ellas en el pasillo, delante de la puerta de clase. He pasado por al lado y sin querer le he dado a la Fatu con mi mochila y le he tirado el móvil al suelo. Me he ido a girar para pedirle perdón pero me ha mirado muy mal y he pasado de ella. Después entre clase y clase estaban con Marta hablando sobre ello. -relate yo. 
-No creo que hable mal de nosotras. -dijo Naira.  
-Eres muy inocente tía, ayer estaban hablando por el grupo del "CAS" y la Marta se metió contigo indirectamente. Nos lo ha explicado el Aleix, el chico este que se sienta al final en la fila del medio. Naira y Marta habían sido muy amigas, pero desde hacía un tiempo Marta tenía detalles muy feos con mi amiga. 
Mi móvil vibro sobre la mesa. Lo desbloqueé y deslicé las notificaciones. Tenía tres mensajes de Whatsapp."Mama: ¿Donde paras?" Otro era del grupo que tenía con los amigos de mi pueblo de Teruel y el tercero me hizo sonreír. "Marcos: Hola xoxet". Últimamente, cuando caía la tarde noche Marcos me escribía. Empezaba a ser costumbre y me gustaba. Esperaba ese mensaje para volver a saber de él después de las clases. La mayoría de las veces la excusa que utilizaba para hablar conmigo eran los deberes de economía, pero siempre acabábamos hablando de temas opuestos y varias tonterías mas. "¿Como estás?" le escribí rápido seguido de una carita pervertida.
-¿Quien te habla? -me pregunto Aroha después de darle un sorbo a su Aquarius. 
-Nada, Marcos y mi madre. -intenté involucrar a mi madre para que no se centrara el tema en Marcos, no funcionó. 
-¿Pero os habláis mucho por Whatsapp? -intervino Naira.
-Que va, siempre me habla él, pero para preguntarme algo de economía. -dije sería.
-A mi me habla bastante y siempre me esta echando el ojo en clase. -dijo Naira orgullosa. 
-Pues ya sabes, tía. Ataca. -me reí guiñándole un ojo a mi amiga. 
Me despedí de mis amigas y mientras caminaba hacía casa saqué mi móvil del bolso y abrí la aplicación de Whatsapp. Le contesté a mi madre que ya estaba llegando, ella llegaría tarde a casa y tenía que asegurarme de que mi hermana ya estaba en casa. Aproveche para abrir el chat con Marcos que ya hacía diez minutos que me había contestado. "Bien, acabo de llegar a casa que he estado en el bar un rato, ¿y tú?" Entorne los ojos mientras le escribía; "tú en el bar... que raro". Bloqueé el móvil y subí a casa. Saludé a mi abuela que estaba sentada en el sofá de mi casa entretenida con la televisión y sus programas y me adentré en la ducha, necesitaba unos minutos para mí. Cuando salí del baño me dediqué a hacerle una tortilla a mi hermana para cenar y una ensalada con atún para mi. Deje la cocina recogida para que cuando llegara mi madre no se pudiera quejar de nada y por fin me senté en el sofá. Me encanta mi sofá.

Fueron pasando las horas, mi abuela ya hacía rato que se había ido a su casa. Mi hermana y mi madre ya estaban en sus correspondientes camas y yo seguía ahí, tumbada y cubierta con una fina manta del Ikea, con el móvil en mano y chateando con Marcos. A diferencia de los últimos días la conversación fue a más que unas simples dudas sobre los deberes. Perdí la cuenta de las horas que llevábamos hablando, ni siquiera había prestado atención al capitulo de "El Príncipe" que echaban esta noche y el cual ya había acabado. A cada frase escrita y leída la curiosidad de saber más de él aumentaba. Marcos era el típico chico rebelde y chulo que se llevaba a la que quería de calle, él las llamaba "chicas equis", os podéis imaginar con todas las que ha podido estar con los veintiún años que tiene. Y todo esto teniendo en cuenta los seis años de relación con la que era ahora su ex-novia. Por lo visto acabo siendo algo toxico, así es como él lo define. A causa del agobio y el cansancio que le supuso el final de esa relación, ahora intentaba evadir los problemas yéndose de fiesta y bebiendo hasta morir, el lo resumía con ser libre. Yo nunca había tenido una relación seria ni tenia ganas de tenerla, estaba muy bien como estaba y nunca me había llamado la atención el tener novio. Lo dejaba para más adelante, después de haber disfrutado lo mío. Me di cuenta que Marcos y yo compartíamos la misma manera de pensar en varios aspectos y no me costo ver que no era de piedra y que realmente le costaba estar lejos de esa chica, que la echaba de menos y que a ratos se sentía solo, cosa que odiaba. Pero por otro lado también tenia esa madurez de tener presente que era lo mejor, tanto para él como para ella. Por primera vez me dejaba ver un poco más allá de esa coraza de cabrón que llevaba puesta a todos lados. No todo fue una conversación profunda, tantas horas pegada a mi móvil había dado para mucho más. Intercambiamos gustos, conocimos lo típico el uno del otro, cumpleaños, comidas favoritas, coincidíamos en esa admiración por Andalucía y durante largo rato el tema de conversación se centraba en nuestras preferencias mas guarras. "Cállate ya o mañana no sabre con que cara mirarte". Le dije algo avergonzada y sin dejar de sonreír detrás de la pantalla del móvil. "Puedo hablar contigo de todo, me encanta" seguido de un largo "jajajajaja" como respuesta. Marcos y yo teníamos una confianza sobrenatural para lo poco que nos conocíamos. Siempre teníamos tema de conversación y la atracción física no era ningún secreto, aunque en mi caso intentaba nergarlo y esconderlo. Nos entendíamos en todos los sentidos. Eran ya cerca de las cuatro y media de la madrugada, en pocas horas debíamos levantarnos para ir a clase. "Mañana no seré persona para ir al instituto". Me escribió. "No eh, en economía no me abandones." Le respondí yo."Por qué?" me preguntó y no tarde en contestarle "con quien me voy a reír, si no?" y sonreí. El sueño y el cansancio pudo con nosotros y sin quererlo y sin despedida nos quedamos dormidos.

Mi ridícula alarma comenzó a sonar, ¿ya era hora de levantarse? No había dormido nada. Me costo una eternidad encontrar el móvil, acabo en el suelo, detrás de mi cama y bajo de batería. Eran ya las ocho de la mañana y tenía que levantarme para ir a clase. Me volví a estirar en la cama y desbloqueé el móvil con curiosidad por saber como se quedo la conversación con Marcos. Yo fui la última que hablo, me costo decidirme si escribirle o no. Por regla general no me tocaba a mi. Le tocaba contestar a él. Yo era una chica con un orgullo que sobrepasaba limites y no me gustaba hacerme pesada. De todas formas decidí que hoy sería la excepción, la única excepción. "Estoy muerta de sueño por tu culpa, espero que no me dejes tirada en la hora de economía." Hoy nos tocaba economía después del recreo. Con la tontería ya se me había hecho un poco tarde, volví a cerrar los ojos con la intención de levantarme en un rato para ir a segunda hora, y así fue.  


-¿Y estás horas? -me preguntó Aoha nada más entrar en clase. Estaba con Naira, Ana y Marta comentando algo con entusiasmo. 
-Me he levantado un poco tarde. -les dije mientras me acercaba a ellas-. Ayer me quede hablando con Marcos hasta las cinco de la mañana. -les explique mientras dejaba mis cosas encima de mi mesa.  
-¿En serio? -me dijo Naira. Quizás le molestaba un poco estos comentarios, pero no le daba importancia. 
-Sí, estuvimos hablando de infinidades de cosas. -dije evitando una sonrisa.
-Esto ya es un paso más, eh. -me dijo Aroha guiñándome el ojo, mi amiga estaba disfrutando demasiado con este tema y con sus ironías.
-No seas tonta, solo  somos amigos, me gusta su manera de ser, es bastante parecida a la mía y nos entendemos a la perfección, me río mucho con él. No significa nada más. -dije seria y convincente.
Entro la profesora  de ingles, que pereza esta asignatura a estas horas. Mi mente se fue a otro lugar muy lejano de la clase, no podía evitar pensar en todo lo que hable con Marcos. ¿Aún seguía durmiendo? Aroha se aburría, como a mi, se le hacía muy pesada esta clase, su nivel de ingles era más o menos como el mío, nulo. Como solución nos pusimos a jugar al tres en raya en un folio ya usado. Al rato note como mi móvil vibraba. Lo saque escondiéndolo un poco para no tener discusiones con mi profesora rubia. "Iré después del recreo, pero solo porque toca economía, eh." Sonreí y le escribí un rápido; "así me gusta".


-Donde vamos de fiesta este fin de semana? -Marta nos pregunto en voz baja ya que estaban todos en silencio haciendo unos ejercicios del libreo de ingles.
-No sé. -contesté yo seca empezaba a tener a Marta  cruzada, antes solíamos quedar casi cada día con ella, ahora ni siquiera hablaba por el grupo de Whatsapp que teníamos ella, Aroha, Naira y yo. Y cuando hablaba era para explicarnos con que chico de clase se hablaba, de cual de todos se enamoraba y con cual quería liarse. Así era ella desde siempre, era una chica que le gustaba tontear con los chicos pero que a la hora de la verdad se echaba para atrás, tenía muchos complejos físicos. En clase cruzábamos pocas palabras con ella y me daba la sensación que últimamente solo nos quería para salir de fiesta.
-No sé tía, ya lo hablaremos -dijo Naira recogiendo sus cosas de la mesa, ya era hora de salir al recreo. 
-Vale. -contestó Marta. Se levantó y se fue directa donde se sentaba Safa, la chica musulmana. Algo le dijo Marta al oído que las dos empezaron a reírse. La personalidad de Safa no me acababa de encajar. No la conocía pero me daba la sensación que era una chica con ánimos de querer crear enfrentamientos, falsa y manipuladora. Ponía buena cara pero a las espaldas, estaba segura, que le seguía el royo a Marta y entre las dos se pasaban las horas hablando de nosotras. Quizás me equivocaba. 
Salmos del centro y nos dirigimos a nuestro sitió de costumbre. Nos pasamos la media hora de descanso haciendo lo de siempre, comentando algún que otro programa de televisión, riéndonos de vídeos varios, fumando y almorzando.  Antes de volver a entrar a clase, vi como Marcos aparcaba su moto delante de la puerta del instituto. Una de las tantas cosas que había descubierto de él esta misma madrugada es que su padre tenía un tallar de motos en Barcelona, un negocio familiar. Allí trabajaba él con su padre por las tardes. Tenía montones de motos y desde pequeño el mundo de moto ciclismo había sido su gran pasión. Me vio y le sonreí desde lejos.
-Estoy muy cansado. -me dijo una vez ya sentados en nuestros sitios y sacando de la mochila lo necesario para hacer economía.
-¿Has hecho el  ejercicio que te pase ayer y que era para hoy? -le contesté cambiando de tema. 
-Que va... -dijo riendo. 
-Que bien, y yo de mientras dejándome la piel para que entiendas algo. -le ataque en broma y sonriendo.
Pero a decir verdad nos pasamos la clase hablando de temas que no tenían nada que ver con la materia. Lucía fue una amiga mía años atrás, cuando coincidí con ella en tercero de la ESO, Marcos era una caja de sorpresa y resultó que Lucía había sido una de sus chicas equis más actuales. Lucía llego a creer que llevaba una relación sería con Marcos, cuando él solo la llamaba para desahogarse sexualmente de vez en cuando. Lo típico. Lo importante de esa conversación fue que se encendió esa pequeña bombilla que tengo como cabeza. Me dí cuenta que ya había escuchado hablar de Marcos y que, incluso, había compartido un día, bastante lejano, una mesa en un bar con él. Cuando aun era amiga de Lucía.
-Yo también había escuchado de ti. En aquellos tiempos Fran muchas veces me decía que iba a casa de una tal Maria. -Fran fue el novio de una gran amiga mía. Y sí, fue. Desde hacía cerca de un año había perdido toda la relación con ella, por motivos que no vienen al caso. A Fran lo consideraba un buen amigo y una gran persona, cuando lo dejo con mi amiga seguimos manteniendo contacto, ahora ese contacta era casi nulo. Nos saludábamos y nos poníamos al día en cuestión de minutos cuando coincidíamos por casualidad. A la vez, Marcos y Fran eran buenos amigos.
-Hostia, ¡tú eres aquel que se peleo con un chico en una discoteca cuando Fran y Paula lo dejaron! -dije entusiasmada por haber atado un cabo más-. Yo aquella noche aún era amiga de ellos y tuve que aguantar a Paula y a su ataque de ansiedad.
-Si, es verdad. Y también tengo un amigo que es vecino tuyo, me habló de ti alguna vez. Se llama Eric. -me dijo. 
-El mundo es un pañuelo.
-Y de un momento a otro te encuentro en mi misma clase, las casualidades de la vida, eh. -me sonrió.
El viernes llego en un abrir y cerrar de ojos. Después de haber pasado cerca de dos horas en la autoescuela, fui con Naira, Javi y varios amigos más al bar donde trabajaba desde hacía poco Aroha. Me tome un par de cervezas entre risas, fotos y conversaciones diversas. Estaba cansada y no tarde en llegar a casa para cenar, ducharme y estirarme en el sofá a ver un poco la tele. Por un momento espere el mensaje rutinario de Marcos pero no llego ni iba a llegar. Era viernes, estaría desfasando con su grupo de amigos por los bares. Me entretuve con el capitulo de "El Príncipe" que me perdí el martes.

"Mensaje de Marcos" Abrí la aplicación y seguidamente su chat. "Hola nena, ¿que haces? He bebido bastante, no me puedo ir así a casa y no me apetece recurrir a ninguna de las equis. ¿Te bajas un rato y echamos un cigarro?"





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